hollywood and the plot against america posters

Por pura casualidad, dos series al aire recientemente decidieron viajar al pasado y cambiar acontecimientos históricos reales como parte principal de sus premisas. Aunque no es algo necesariamente innovador, las historias de ficción tienen esa posibilidad de torcer a su favor ciertos sucesos para enriquecer las narrativas que quisieran plantear. Esos “qué pasaría si…” proponen escenarios interesantes que tienen la ventaja de hacer comentarios sobre la actualidad mientras se enfocan en sus propias historias y personajes. Es el caso de estas dos nuevas series (de temporadas bastante cortas): The Plot Against America, de HBO, y Hollywood, de Netflix; una, muy buena; la otra, muy mala.

Primero, en The Plot Against America, adaptación directa de la novela de Philip Roth, seguimos a los Levin, una familia judía, que debe vivir, en esta realidad alternativa, el triunfo de Charles Linbergh, candidato de derecha, ante Franklin D. Roosevelt, en la contienda para presidente de 1940. Esto, junto a los problemas de una sociedad que decide mantenerse neutral ante la guerra (junto a un odio generalizado hacia los judíos), es solo parte de la ambientación específica que sostiene la miniserie. Sin embargo, el enfoque está en cómo esos grandes acontecimientos son determinantes en las relaciones y dinámicas de la familia protagonista.

La familia Levin. The Plot Against America, HBO.

Con minucioso detalle a la hora de construir a sus personajes, los creadores David Simon (The Wire, Treme, The Deuce y Show Me A Hero) y Ed Burns aprovechan la reformulación de la historia para crear nuevos acontecimientos a nivel general, pero centran sus esfuerzos en explorar las reacciones más específicas y privadas a los sucesos exteriores. Así, la interioridad de cada personaje se vuelve el detonante para que avance la narración. No se trata de sorprender con algún evento imaginado espectacular, sino darle paso a las emociones que saldrían a flote dentro de un hogar con lo que ocurre afuera.

Cuando la familia se sentaba en la sala durante las noches a escuchar las noticas por radio. The Plot Against America, HBO.

Llena de paralelismos y contrastes consigo misma (y nuestra realidad de hoy), The Plot Against America transcurre lenta pero segura. La historia navega entre discusiones y tensiones políticas, posiciones arraigadas, sentido de la amenaza exterior, diferencias irreconciliables y relaciones familiares que se deben romper o nuevas amistades que deben estrecharse más que nunca. Ahí, el viaje emocional de los dos hijos (de 15 y 10 años) es vital para entender cómo los ojos más inocentes observan el mundo en constante caos, lo cual resulta parte de su formación como personas dentro de una sociedad que no perdona nada. Ayuda que la sutileza de la serie se transmite también a través de las increíbles actuaciones de todo el elenco, nadie se queda atrás en términos de habitar cada personaje; son de admirar Zoe Kazan, Anthony Boyle y John Turturro.

Actuaciones excelentes del elenco más joven. Philip y Sandy Levin en The Plot Against America, HBO.

Gracias al manejo del tiempo, el cual permite un inteligente dinamismo narrativo; no queda cabo suelto en ningún episodio de esta serie. El paso de los días y meses lleva a que se cimenten las interpretaciones de la justicia entre miembros de la familia y no quede otra que llevarlos al inevitable conflicto. Por más dolorosos que sean ciertos diálogos, se sienten merecidos y bien establecidos como parte de un viaje de personajes con excelente planeación de cada “acento” que lleva la serie. Su densidad temática y dramática hace que se le deba poner cuidado y atención para apreciar mejor los detalles, especialmente a nivel de su increíble dirección.

Alvin Levin (Anthony Boyle), el primo de Sandy. The Plot Against America, HBO.

Diametralmente opuesta transcurre Hollywood (idea original de Ryan Murphy e Ian Brennan), serie que solo con su título transmite cierta presunción sobre los temas que quisiera tratar.

Con un adecuado planteamiento del primer episodio (enfocado y adecuado en tono), Hollywood comienza a partir de un solo personaje ficticio, Jack Costello (David Corenswet), quien desea, ante todo, ser una estrella de las películas. La falta de oportunidades lo llevan a tomar el silenciado trabajo de acompañar y satisfacer sexualmente a mujeres de mucho dinero que llegaban a una estación de servicio «especializada». Hasta ahí, como relato de los sacrificios de una persona ante los negocios ocultos que eran parte de la industria post guerra mundial, a finales de los años cuarenta, la cosa iba bien. Luego, a partir del segundo episodio (de solo siete), la serie comienza a introducir nuevos personajes y una nueva línea narrativa de manera apresurada y forzada.

David Corenswet en Hollywood, Netflix.

Conforme avanza, aquel planteamiento inicial queda perdido entre las atropelladas maneras de proponer un tipo de revolución cultural dentro de la maquinaria hollywoodense, racista, clasista y más. De ahí, la creación de una película ficticia, junto con figuras que sí existieron dentro de la industria en aquel entonces, se vuelve un desorden de felicidad y giros narrativos positivos y socialmente correctos. Con mucha tristeza, debo reconocer que resultan ser giros didácticos, artificiales y poco orgánicos, ni siquiera para ese tono juguetón que la serie había planteado desde un principio. Por ahí, la manera en que los escritores quieren hacer más serio el asunto (en términos de dejar híper clara la moraleja) solo termina en caminos sin salida y sin sentido.

El calibre de varios de los actores y las actrices veteranas que interpretan papeles importantes dentro de la historia no pasan de mediocres entre los atajos forzados del guion. De manera general, los cinco protagonistas (que aparecen en la genial secuencia inicial de créditos) son terribles —terribles— en cualquier escena que se les permitió actuar. Eso da paso a que varias de las decisiones creativas para los —inexistentes— arcos emocionales sean artificiales y postizas.

Parte del elenco veterano de Hollywood, Netflix.

La reflexión que queda con Hollywood es ¿por qué querer arreglar los procesos y acontecimientos del pasado con supuestas acciones de “justicia” social y cultural pero caer en el mismo juego superficial y discriminatorio de la época? El uso de una actriz clásica (Anna May Wong) que no tuvo su debido reconocimiento mientras estuvo activa en la época de oro de la industria queda solo como una buena idea pésimamente ejecutada: es olvidada de nuevo, empujada hacia la esquina. ¿Por qué no, por ejemplo, hacerle justicia independiente y crear una serie solo alrededor de ella?

Michelle Krusiec como Anna May Wong en Hollywood, Netflix.

Al final, con un vergonzoso episodio final, Hollywood, la serie, solo quiere alardear de tener sus opiniones y representaciones en el lugar correcto. Eso la deja en una narración desordenada y vacía que pretende educar y demostrar cómo todo habría sido mejor con X o Y idea. La manera maniquea de demostrarlo solo hace que se pierdan los matices que pudieron haber sido posibles. No le puedo perdonar que, al tratar de «arreglar» la historia pasada, sea ofensiva y llena de contradicciones internas que insultan el verdadero trabajo que sucedió y avanzó, a su propio ritmo, las injusticias de la sociedad y la vida cultural del Hollywood de antaño.

Los Oscars ficticios de Hollywood, la serie. Netflix.

Entonces, como parte de un fenómeno similar, utilizado por dos series muy cerca una de la otra (en fechas de transmisión, claro está), queda la enseñanza de hacia dónde se deben dirigir los esfuerzos para que cada una tenga éxito. Pensar que solo el discurso didáctico es efectivo en la ficción solo lleva a representaciones casi ofensivas de una realidad alternativa. Mientras tanto, el cariño por los personajes y la exploración de dinámicas específicas, con la consciente restricción de qué debe mostrar y qué no, eleva el material y deja un mejor sabor de boca cuando se trata de evaluar las características de una serie de televisión. Las cuales, por cierto, parecen demasiado cortas estos días; ¿dónde quedó el disfrute por las temporadas más largas y menos serializadas? Ese debate lo podemos dejar para cuando nos toque escribir una propia realidad alterna.

Hollywood está disponible en Netflix. The Plot Against America se encuentra en HBOGo