Pocas veces un disco llega y se siente como parte de una atmósfera definida y bien diseñada. Una vibra específica que consigue no cansar al escucharlo de principio a fin. Desde la perspectiva específica de este escritor, pocas producciones musicales consiguen ese honor. Entonces, como el experto aficionado en música que soy, hoy quisiera hablarles de cómo llegó a cautivarme tan profundamente el cuarto álbum de la cantante inglesa, Jessie Ware. Más que emocionarme —este año— con el perfecto balance de nostalgia y sonidos del futuro (como lo dice el mismo título del disco) de Dua Lipa (Future Nostalgia, que es casi el mejor álbum del año), o alegrarme con los dulces sonidos y melodías de Lauv(~how i’m feeling~), What’s Your Pleasure? consiguió hipnotizarme de las maneras más inesperadas.

What’s Your Pleasure? de Jessie Ware. Interscope.

Recuerdo cuando mi amigo Marco me introdujo a “Wildest Moments”, un sonido independiente, pero lleno de energía, el cual me llevó a darle seguimiento a la carrera de Jessie Ware y su voz calmada, pero poderosa. Tres silenciosos discos después (con sus buenos sencillos por aquí, por allá), regresa de manera oportuna con un sonido diferente, más movido y lleno de sensualidad. En medio del loquísimo 2020, What’s Your Pleasure? representa un escape momentáneo —y muy merecido— hacia el mundo del baile; el baile que desinhibe todos los sentidos y permite que el cuerpo y el espíritu se acomoden mejor que antes.

Con una de mis favoritas de toda su discografía, una introducción extendida que establece los sonidos característicos del disco, “Spotlight” brinda una transición de sus sonidos anteriores y hacia el nuevo ritmo estilístico y especial de su baile. Esta canción encapsula lo que vendrá, entre la melodía y el bajo (y ritmos ochenteros) que son trazados con la delicada voz de Jessie. Antes, sus letras siempre siguieron una línea romántica, pero de historias específicas que separaban sus canciones. Entra “What’s Your Pleasure?” y la delicadeza cruza la línea de lo sensual y establece una energía sexual bailable imposible de resistir. Luego, “Ooh La La” la lleva en un viaje atrevido con su acompañante en un vehículo poderoso; es canción de actitud permisiva, pero mientras la traten con respeto (“You can stay overnight, if you ask politely”).

En el videoclip de Spotlight, baile en los pasillos del tren.

El baile es solo una manera de movimiento, mientras las dinámicas cambian y se tiene un diálogo entre almas en “Soul Control”. Este baile es más marcado, con intención de coqueteo y musicalidad que lleve los cuerpos a flotar. Entonces, la delicia rítmica de “Save A Kiss” sube la intensidad y nos llama a bailar más rápido, a perderse en el ritmo de la oscuridad y de las luces en movimiento. Pero aquí Jessie deja que la coreografía (genial en el video musical) sea parte de su llamado: el querer un poco de amor cariñoso luego de haber dejado todo en la pista. Este es un punto alto del disco, porque el medio presenta una canción más parecida a su sonido anterior. “Adore You” es la menos interesante con su ritmo, pero la usa como la expresión de amor hacia su familia, entonces funciona dentro de su manera de expresarse líricamente.

Con “In Your Eyes”, la sensación de atmósfera se vuelve un leitmotiv de la segunda mitad del disco. La constancia de su ritmo hace que las revoluciones del baile bajen, pero sin que los instrumentos pierdan su vigor. Me recuerda mucho a la increíble música de Sade. Con ese intermedio para recobrar la energía, “Step Into My Life” acelera de nuevo el ritmo y le da un toque más groovy al baile que llevábamos (pero lo hace con una selección orquestal de bronces que amplía y expande la intensidad de los demás sonidos). Entretanto, “Read My Lips” regresa al flirteo atrevido y permite que la melodía de su coro se entremezcle con la intención más juguetona que caracteriza la estructura de la canción. Así, la sección de baile llega a su punto de ebullición para bailar en grupo la incansable “Mirage (Don’t Stop)”. Con un pre-coro brillante que llega hasta los huesos, Jessie solo nos pide no detenernos, que no pare ese movimiento en unidad. Y el ritmo persiste.

Cabello abarrado: sensualidad y agilidad para el baile. Jessie Ware.

De inmediato, la caída del baile da paso al lado oscuro de las sensaciones que pueden surgir con el movimiento en “The Kill”. Como si los sonidos fueran un par de luces que cruzan la noche —casi como una película de cine negro—, conscientes del peligro que acecha. Pero ese peligro puede venir desde adentro del círculo de confianza (¿realmente necesitamos tanto a alguien más como para ceder ante sus exigencias?). Esta es canción para ver hacia atrás y replantear cualquier decisión de la cual no nos sintamos orgullosos. Atmósfera pura.// Con su final, “Rememeber Where You Are”, Jessie despierta y decide sacudirse de la oscuridad en la que estuvo para plantearse su propio recuerdo, su propia existencia. El coro brinda una sensación angelical que resulta en violines acompañantes del viaje de auto realización. Ella solo reflexiona que, al final del día —y del disco—, por más que el mundo se encuentre en caos y por más que lo malo por venir sea inevitable, donde estemos y aquello que seamos HOY será suficiente. Porque este momento (ese ahora), de escape, de tranquilidad y de movimiento, es lo más importante y real que tenemos. Esta es canción sublime.

El cabello suelto: reflexión y liberación. Jessie Ware.

Con todo, What’s Your Pleasure? resultó ser un viaje espiritual desde el movimiento y hasta las sensaciones que vienen de los instrumentos orquestales, cuyos sonidos hacen más exquisita la escuchada de este disco. La organización de las canciones delimita etapas específicas que hacen del álbum un todo cohesivo y balanceado; con un concepto musical definido, pero con suficiente distinción entre cada canción para que no se sienta repetitivo. La voz de Jessie aporta ánimos distintos en cada etapa: desde la sensualidad al misterio y hasta la liberación de las preocupaciones (en una producción extraordinaria, con niveles grandiosos de musicalización). Ella es la constante que sostiene un viaje de movimiento y satisfacción, venidos de ese escape sensorial inicial. El baile improvisado —aquel que da paso a la espontaneidad— es el que nos protege en la oscuridad; es el que toma lo inconsciente y lo vuelve consciente, al dejarse llevar por el ritmo de la música.