Por Jorge Arturo Mora

Esta es la tercera de tres entregas sobre las adaptaciones de Bob Esponja al cine, como retrospectiva previa al lanzamiento de Bob Esponja: Al Rescate (2020).

Tras darle muchas vueltas en la cabeza, he encontrado dos maneras de contar el argumento de Bob Esponja: Un héroe fuera del agua.

La primera forma es la más amable, e incluso, la que hace mirar a este guión casi como algo propositivo. En los primeros minutos de metraje, la película promete algo que suena refrescante: en una intentona por robar la Cangreburguer, Plankton forcejea con Bob Esponja la botella que contiene la fórmula secreta. Justo antes de que Don Cangrejo entre a escena, la botella desaparece misteriosamente.

Como es de esperar, Don Cangrejo culpa a Plankton del hurto, pero Bob Esponja —fiel a su honestidad— sabe que Plankton es inocente, por lo que decide escaparse junto a él para resolver el misterio de la receta perdida.

Hasta ese instante, el argumento es novedoso. En la serie únicamente habíamos visto a este par en el mismo bando en Amistad interesada, el famoso y extraordinario episodio en que ambos cantan la canción F. U. N., pero ahora la misión es mucho más grande. Bob Esponja es acusado de traidor, e incluso tachado de cómplice del archirrival de su jefe, mientras que Plankton acaba exiliado. Es una gran aventura que en principio no dista de las emociones que generó en su momento llegar a Ciudad Almeja enBob Esponja: La película.

Esta sinopsis suena lo suficientemente interesante como para poner dinero en la mesa y financiarla. Aún más si se adelanta que los personajes de Fondo de Bikini descubren que son una ficción, y que existe un libro donde lo que se escriba les afectará directamente. Es metaficción en cine infantil.

Pero lastimosamente, Un héroe fuera del agua se queda corto con sus propias ideas. Muy corto.

En el papel, esta tercera película traería de regreso una aventura compartida para los cinco protagonistas, pero su estructura descolocada la hace tropezar y deja a sus personajes en la deriva.

A pesar de la presencia de chistes graciosísimos en el transcurso de la historia (que ayudan a maquillar el plotblocking pemanente), la historia se transforma en un monstruo inexplicable. Y a estas alturas es cuando conviene contar de otra forma el argumento del filme.

Plankton desata un ataque estilo guerra de comidas contra el Crustáceo Cascarudo. Repentinamente, Bob Esponja, Patricio y Don Cangrejo están vestidos como militares y contraatacan con mayonesas, ketchups y toda tontería que se venga a la mente.

Después de cinco minutos de pelea, Plankton logra penetrar el restaurante y se cuela en la caja fuerte donde se guarda la fórmula. Después, ocurre lo comentado previamente, no sin antes aclarar que Fondo de Bikini se convierte en el mundo Mad Maxde George Miller.

A pesar de un par de gags ingeniosos, las referencias, parodias y farsas no terminan de funcionar en la película.

En el exilio, Plankton entra a la mente de Bob Esponja y descubre un mundo acaramelado donde se gastan otros cinco minutos de película. Al despertar, Bob Esponja le receta un tema musical olvidable que se siente metido con calzador. Incluso, más adelante no se desarrollan más canciones (en buena hora, a juzgar por esa desganada canción).

Más tarde, a Plankton se le ocurre salvar a su esposa computadora Karen, quien se encuentra secuestrada por Don Cangrejo y compañía (así, de la nada). El propósito de recuperarla no es otro más que para construir una máquina del tiempo, que los llevará a un futuro en el que conocerán a un delfín con poderes mágicos que, a falta de treinta minutos para que la película termine, convertirá a Don Cangrejo, Arenita, Calamardo, Patricio y Bob Esponja en héroes resistentes al oxígeno para recuperar la receta pues, en todo este tiempo, fue robada por un pirata interpretado por un irreconocible Antonio Banderas entregado a la demencia (increíble que esto ocurrió poco antes de verlo nominado al Óscar por la magnífica Dolor y gloria).

La película es una sucesión de sketchesinconexos (que incluyen la presencia de un Calamardo convertido en dinosaurio) que atrasan el ritmo natural de una historia que valía la pena contar. Lo peor de ese retraso es el desmembramiento de personajes insignes como Patricio, quien traiciona en TRES ocasiones a Bob Esponja. Es hasta ofensivo para el fanático de hueso duro que bien sabe el amor que se tienen esos dos.

Es impresionante cómo se desaprovechó la figura de Plankton. La redención del típico villano pudo explotarse, pero los guionistas prefirieron voltear su mirada hacia el usual quinteto protagonista para no correr riesgos.

La mejor manera de ejemplificar el potencial de esta historia se encuentra, justamente, en la propia serie. En el capítulo Presión, de la segunda temporada, Arenita se enfrenta a sus amigos en un duelo sobre quiénes son mejores: las criaturas terrestres o las marinas.

Después de una “tiradera” súper graciosa entre los amigos, Bob, Patricio, Calamardo y Don Cangrejo aceptan subir a tierra firme para probarse mejores, pero terminan siendo atacados por unas gaviotas y Arenita debe rescatarlos.

Creo que es uno de los episodios más astutos de toda la tira de producción porque juega con un humor ácido, se toma libertades visuales (Bob es literal una esponja en una paleta de madera) y, al final del capítulo, los cinco amigos se dan cuenta que no tiene sentido pelear al respecto; que unos son mejores en algunas habilidades que otros y listo. Es un buen mensaje para una audiencia infantil, que se gana su momento emotivo.

 

Fotograma del capítulo Pressure de la segunda temporada de Bob Esponja. Era el año 2000, y la serie no necesitaba efectos lujosos para ser efectiva y memorable. La audacia estaba por encima de todo.

Regresando al filme, resulta incomprensible cómo una historia sin dirección concreta (culpas al poco querido Paul Tibbit), con protagonistas sin intenciones claras (el único personaje con un desarrollo interesante es Plankton) y sin arcos narrativos de fondo pudo llegar a la gran pantalla.

Además, su subrayado aleccionador se siente esforzado. Si bien Bob Esponja: La películatiene un mensaje claro sobre la autoaceptación, el filme lo grita como una invitación. En Un héroe fuera del agua lo que tenemos es un panfleto demasiado explícito y poco ingenioso sobre el trabajo en equipo.

Soy un gran fanático del cine que irrespeta las estructuras tradicionales del guión, pero en Un héroe fuera del agua hay ideas tan mal cosidas como un remiendo de Frankenstein.

Se trata de una película no película. Si fuese un capítulo de la serie, sería un mal capítulo. Si hubiese sido pensada dos veces, tendríamos una nueva entrega que respetara a su material base y que hubiese arrastrado a aquellos fanáticos que, desde hace más de diez años, poco se habían interesado en los rumbos que tomó su adorada serie.

Con el próximo largometraje, titulado Bob Esponja: Al Rescate,este error podría enmendarse. El argumento de este nuevo filme trae ecos a aquel nostálgico episodio ¿Han visto a este caracol?, en el que Bob Esponja rememora cómo Gary, desde su infancia, ha sido su gran compañero y confidente.

No pido que esta nueva película sea pensada para aquella generación de fanáticos que quedó atrás con el paso de los años y a la que pertenezco, pero sí que retome a esa mirada armoniosa que siempre quiso mantener la serie: buscar el optimismo y reírnos con amigos, sin importar cuán cliché o cursi suene.