Cuando se sabe y se anuncia que una nueva adaptación de las novelas de Jane Austen se hará —otra vez— en película, nadie se sorprende, pero muy pocos se entusiasman. La idea de regresar a una historia hecha ya varias veces anteriormente en el cine aburre a muchos (por lo general, aquellos que no se cansan de ver la misma cosa con las historias basadas en cómics), pero entusiasma a quienes le encontramos encanto a la ambientación de época y a los acentos ingleses que representan ese adictivo aire de elegancia. Lo cierto es que no importa volver a contar la misma historia si se justifica a sí misma a través de su narrativa. Y, en este caso, el solo hecho de poder disfrutar de este tipo de producciones —hoy, escasas— lo que hace que valga la pena su existencia.

Esta vez, con Emma. (desde la novela homónima de 1815), la premisa es la misma: la diversión, durante el siglo XIX, de esta muchacha era jugar de casamentera y juntar a los amigos que la rodeaban. Como es de esperarse, esos emparejamientos no siempre han de resultar exitosos, pero el camino ya queda trazado para que la trama se preocupe en resolver los curiosos enredos. Entonces, si bien ya existe el experimento de traer este relato a tiempos modernos en la inigualable Clueless, la directora de esta adaptación, Autumn De Wilde, decide darle un tono no tan melodramático (enfatizando menos en la tragedia) y convertirla en comedia. Y resulta en la mejor manera de llevar a la pantalla una historia que se sostendrá gracias a esa razón de género.

Anya Taylor-Joy y Mia Goth son Emma Woodhouse y su amiga, Harriet Smith. Universal.

Pero no es comedia cualquiera. En Emma. (la de este año, 2020), cada momento se vive con merecida ligereza, pero no una que se sienta superficial, sino aquella que le permite a la audiencia ser parte de algo bello, que puede disfrutarse al máximo en el momento. En Emma., cada situación es llevada sin tapujos y acorde a las costumbres de la época georgiana en la que está ambientada. Su cascarón está bien decorado como la película “bonita” que es, pero eso no la restringe de ir más allá de lo que muchos esperarían. Por eso, desde su apartado formal funciona en forma de fotografía nítida y bien pensada en sus encuadres; está delimitada a la perfección con su diseño de producción, siempre un elemento facilitador para entrar de lleno en esos mundos; y queda elevada al máximo gracias a la excelente música, siempre en busca de (re)saltar entre los diálogos y juguetear con las escenas más ligeras y aquellas que profundizan a los personajes.

Los enredos en Emma se dan mientras se toma el té. Universal.

Casi como si fuera una fantasía, el mundo de Emma es uno que habitamos junto a ella cuando la acompañamos en su viaje. Pero no es solo el de la protagonista; cada personaje secundario se toma su tiempo en introducirse apropiadamente y formar parte de la historia principal. Así, resulta más fácil (re)conocerlos y querer que todo les salga bien al final. De esta manera, la película hace el buen balance entre la comedia y lo que puede haber debajo de ella. Si bien su caparazón es humorístico y juguetón, su núcleo emocional es real y lleno de humanidad.

Más enredos mientras se toma el té. Emma, Universal.

Porque no hay deseo que quede oculto mientras las capas de Emma se van descubriendo. Existe sinceridad en su alegría, partes de verdadera emocionalidad junto a las ironías de la vida. Incluso, injusticias y desagrados que se descubren y llevan a desmoronar situaciones, solo para encontrar el perdón y reconocer aquellas personas de verdadero valor cerca de nosotros. Y, aún más, la historia resulta en la aventura que es la vida social (y amorosa) y cómo todos merecemos ser felices mientras nos toque vivirla. Como todo es a su debido tiempo, la mejor parte del filme es darse cuenta de que cada nudo que se hace durante la historia debía amarrarse bien para desatarlo satisfactoriamente y culminar en el merecido final. Cuando todo cae adecuadamente en su lugar y no podemos dejar de sonreír durante la última media hora.

¿Podrá Emma emparejarse con alguien mientras le encuentra pareja a todos los que están a su alrededor? Universa.

A pesar de que trate un par de temas de diferencia de clases un poco muy a la ligera, la esencia de Emma brilla en pantalla y solo nos deja con una sonrisa gigante durante todo su metraje. Sus imágenes brillantes e iluminadas facilitan el optimismo que transmite la película y la sostienen como una adaptación de novela clásica digna de existir, por todas las razones anteriores y, especialmente, porque llena de alegría el corazón del espectador. El recordar que podré repetirla en el futuro y nunca aburrirme, me deja contento y agradecido.

Tal vez Emma sí es merecedora de su propia felicidad. Universal.

8/10