El terror nunca descansa. Si bien la época comercial de octubre se tematiza alrededor de las historias de sustos y de brujas, este es el género que más se produce y estrena durante todo el año. Durante octubre, los sustos y brincos son apetecidos por muchos aún más. Pero para quienes no disfrutamos tanto de que nos asusten con imágenes terroríficas y grotescas, no siempre es una opción agradable. 

Por eso, para entrar en la onda con la nueva versión de The Witches (un cuento clásico de Roald Dahl) en estreno esta semana, no está de más agregar unas cuantas opciones para ver durante estos días de sustos “halloweenescos”. Existen algunas con aspectos de terror, como Life, A Quiet Place, Get Out o El silencio de los inocentes, pero no todas se sienten como parte de una atmósfera o estado de ánimo que predomina durante esta fecha (tomada prestada de EEUU, pero adaptada para efectos de ventas y de entretenimiento).

Por eso, aquí les ofrezco, a falta de una mejor palabra, opciones convencionales en sus aspectos del género fantástico que lleva al miedo, pero diseñadas desde lugares más interesantes. Mejor aún, son más accesibles para quienes nos dan pánico las historias muy terroríficas; abarcan el folklore, la música, la comedia física, la animación y la sororidad. Las recomendaciones de esta lista son a prueba de sustos grotescos o historias más dramáticamente terroríficas.

The Witches of Eastwick

Susan Sarandon, Michelle Pfeiffer y Cher. The Witches of Eastwick.

Como parte de las joyas poco valoradas del gran maestro del cine, George Miller, la primera y más entusiasta opción es esta maravilla de película. Con una ambientación y atmósfera apropiadas para ver en cualquier momento, The Witches of Eastwick propone una sigilosa manera de contar el la historia de tres mujeres que se enamoran del mismo hombre. Pero, sorpresa, es solo un demonio que las hipnotiza con sus encantos. De ahí, la brujería solo aparece para que ellas se puedan defender. Es genial. El desarrollo va de la mano de sus tres protagonistas (brillantes Cher, Susan Sarandon y Michelle Pfeiffer) y de las dinámicas que tienen entre ellas y con el nuevo vecino del pueblo. Cada una de las actuaciones ofrece distintas capas de significación y de reacción ante lo que despierta el personaje de Jack Nicholson. El resultado es la verdadera demostración de una merecida sororidad que viene luego de la evolución paulatina de los personajes. Puntos extra por la escena del juego de tenis, este filme se lleva mi recomendación y entusiasmo.

Hace buen combo con: Practical Magic

Beetlejuice

Michael Keaton, Geena Davis y Alec Baldwin. Beetlejuice.

Pocas veces el protagonista y propio nombre de la película solo aparece recién en la segunda mitad de la película. Es más, el personaje de Beetlejuice es, con facilidad, uno secundario en la historia que aquí se relata. Sin embargo, su presencia se siente tanto a lo largo de toda la película, que el impacto igual ha quedado presente a lo largo de los años. Esa es la genialidad de Tim Burton y el segundo largometraje de toda su carrera. Aquí, la mezcla de formatos (stop-motion) para contar los aspectos fantásticos de la historia van acorde al tono juguetón, pero sombrío y lleno de imaginación visual. El personaje no tan principal genera asco y rechazo, pero tremenda curiosidad, lo cual lleva a la perdición de aquellas personas que se cruzan en su camino. Por suerte, para nosotros, solo queda el genial clásico de 1988. Beetlejuice deja su grotesca marca y hoy se disfruta como la inusual comedia que es, con esos geniales toques de ligero terror. Espero no haber mencionado el nombre más de tres veces.

Hace buen combo con: The Addams Family Values

The Rocky Horror Picture Show

Tim Curry es Frank-N-Furter en The Rocky Horror Picture Show.

¿Y por qué no un musical? Uno de los clásicos de culto más importantes para toda la comunidad queer, The Rocky Horror Picture Show parece, a primera vista, una simple parodia de las películas de terror, mezclada con tintes de comedia negra y números musicales. Pero la que empieza como referencia de sí misma solo se convierte, poco a poco, en un himno de respeto y de liberación ante las ataduras y juzgamientos sociales que comienzan con la ropa que usamos. Cada personaje, a través de su propia extravagancia, se llena de vitalidad y energía la pantalla cuando cantan, bailan, asustan y hasta cuando dejan de ser lo que parecen. La máscara queda atrás y se descubre que esta es solo una celebración de las tantas manifestaciones humanas que existen en el mundo; representada, claramente, a través de la combinación más inusual y atrevida de géneros en el cine. Tal vez, Rocky Horror es más subversiva de lo que pensó que inicialmente era; tal vez, su intención era aún más clara y por eso todavía es el refugio perfecto de muchos que se ocultan en otras vestimentas. En todo caso, sus atrevimientos resultan en la explosión de extravagancia, personalidad, alegría, tristeza y feroz energía sexual que traspasa la pantalla al verla. “Let’s do the Time Warp again!”

Hace buen combo con: Little Shop of Horrors

Death Becomes Her

Goldie Hawn y Meryl Streep están muertas en vida. Death Becomes Her.

Imaginen el mejor triángulo amoroso y multipliquen las reacciones de cada uno por mil. Eso es Death Becomes Her: las consecuencias de celos y miedo a envejecer que llevan todo más allá de la muerte. Sin querer contar mucho más de la trama, porque se perderían las sorpresas escondidas a lo largo de la narración, solo queda rescatar esta película que no existiría el día de hoy, ¡mucho menos con el calibre de actores involucrados! Cada una de las actuaciones está al nivel de los acontecimientos exagerados que suceden. Mejores nombres que no podrían repetirse en varias generaciones: Meryl Streep, Goldie Hawn, Bruce Willis e Isabella Rosellini. Brazos rotos, cuellos dislocados y piel desgarrada son parte del melodrama puro vuelto comedia y con esos tintes magníficos de terror corporal. Pero la intención está en la moraleja final y en cómo la vanidad, los celos y la venganza solo llevan a tomar decisiones de las que podríamos arrepentirnos.

Hace buen combo con: Edward Scissorhands

ParaNorman

Norman y el fantasma de su abuela. ParaNorman.

Como si el postre fuera el mejor chocolate amargo, ParaNorman parece película que pueden ver los niños, pero que al probarla no les agrada demasiado. A pesar de eso, los diseños de esta película animada son atractivos para la historia que quiere contar. Norman puede hablar con las personas que están muertas (incluida su abuela) y eso será la excusa para llevarlo a una aventura más peligrosa. El tono sombrío eleva cada momento y facilita que sea una historia realmente escalofriante y digna de ser vista. Las figuras exageradas de los personajes concuerdan con las personalidades y los colores sostienen los encuadres bien llevados de la técnica de animación, trabajo artesanal y creativo digno de admirar. Con la moraleja compleja, pero bien delimitada, esta es opción un poco más atrevida, pero siempre de un enorme disfrute.

Hace buen combo con: Coraline y Frankenweenie

It’s The Great Pumkin, Charlie Brown

Linus y Sally esperan a la Gran Calabaza. It’s The Great Pumpkin, Charlie Brown.

Cuando Linus quiere esperar a que la Gran Calabaza aparezca, hace que él y su amiga Sally pierdan la tradicional caminata de pedir dulces de casa en casa. No hay quien le crea a Linus de que la Gran Calabaza va a llegar, pero él está seguro y nadie puede convencerlo de lo contrario. Aquí, con su tradicional banda sonora de buen jazz, el especial de la temporada de otoño de Charlie Brown se centra más en la creencia de algo y cuáles son los extremos a los que llegaremos para probar nuestras ideas. Sin sustos que mostrar ni aspectos fantásticos que tanto han caracterizado esta lista, el especial de Peanuts se centra en la fe de una persona y cómo esa puede ser lo que la caracteriza en la vida. Más que mostrar lo irreal de la época, hace la reflexión de una convicción y cómo esta sobresale por la sinceridad y la pureza de ciertas acciones, esas que suceden sin que necesariamente nos demos cuenta. Por eso, It’s The Great Pumpkin, Charlie Brown se cuela en estas recomendaciones, porque el especial, en solo veinte minutos y sin ningún susto o escena de terror, demuestra esa real y desinteresada sinceridad que puede rescatarse en fechas especiales año a año.